Yo creo que la vida pasa de una forma muy inocente, simplemente vivimos sin entenderla, pero en ese descubrimiento también nos damos cuenta de lo que es un golpe, un dolor, un amigo mío decía la vida son hojas en blanco y uno escribe la historia, sin embargo todos y cada uno de nosotros venimos al mundo con una cajita de cristal, una hermosa y pura transparente cajita, que si nos rompen, es imposible de recuperar, es cierto vivimos, olvidamos, sanamos, mejoramos, pero cuando te rompen la cajita, algo en vos nunca más vuelve a ser lo mismo.
A veces sólo detenés el tiempo para pensar en estas cosas, y te das cuenta que esa cajita no se puede volver a estructurar, ni siquiera con el perdón, ni con otro amor, ni con un esfuerzo impresionante por mejorarla, simplemente tenés que aprender a vivir con ella, el dolor nunca termina, sólo se aprende a vivir con él, y creo que de alguna manera eso termina por definir quienes somos.
Yo tengo esa melancolía irreparable, me la tomo cada mañana que veo un sol brillante que me despierta, o en cada sorbo de café, supongo que entre todo ese dolor y agonía también se redescubre la esencia de una persona, si un científico loco me ofreciera la posibilidad de borrar todos esos recuerdos, para poder tener de nuevo intacta y pura mi cajita de cristal, le diría que no, porque esa cajita de cristal es la que me hace ser lo que soy ahora, un tipo quizás más amargo, con los pies sobre la tierra, y que al menos traga y suspira cuando escucha canciones como la que voy a dejar para cerrar la entrada, no se amarguen si les rompen su cajita de cristal, no se amarguen si leen a un viejo meloso como yo, vivan, sonrían y entiendan una cosa: esta vida es por mucho tiempo, y la mitad de lo que somos se puede espolvorear en recuerdos.
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