Siendo pequeño me encontraba en una esquina de la clase, y desde luego también era el chico al que ponían las orejas de burro, no porque fuese tonto, sino más bien por mi empedernida maña de mirar a los demás y molestarles antes de mis deberes, sí eso que llaman enseñanza pero que a cualquier escolar le parece quizás lo más aburrido del mundo, no sé si era mi odio hacías las autoridades, pero ya por aquél entonces buscaba la manera de desviarme de aquellos que forzaban su mano para tratar de enderezarme...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario