lunes, noviembre 15, 2010

El camino de una ausencia

Y digo y repito: -No estuve allí- y de pronto me pregunto ¿Qué hubiese ocurrido? ¿Qué debí haber hecho?, e inmediatamente con una voz mucho más serena, comprendo la vida, porque dando cuatro pasos, nunca hubo un quinto.

Entiendo la realidad como un camino, donde tampoco existen arrepentimientos, porque los pasos que se dieron me hicieron perder el cabello, me hicieron más viejo, mis ojos están algo cansados, y empiezo a tener una que otra arruga, quizás es una materialización del tiempo. De todo lo que he pasado, y de lo que en un lugar no muy lejano pasará.

Nunca fui adicto a la bebida, mis problemas los solucioné escribiendo, a lo que si fui adicto, fue a hacer tantas cosas como para poder olvidarme un poco de pensar, a veces duraba tanto tiempo haciendo una tarea, sólo con el objetivo de embriagarme en pensamientos mecánicos que al fin de cuentas me ponían en un estado de trance similar al de una hormiga que lleva una gran hoja desde un sitio bastante lejano hasta su hormiguero. Dude que la pequeña amiga se pregunte que día tan bonito hace, es como si estuviese programada para ir de un lado a otro, ese es precisamente el estado que he necesitado más de una vez.

El camino de una ausencia no existe, porque nunca se pudo dar el primer paso.


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