Es difícil ver a lo lejos y poder detallar con exactitud el tamaño y distancia de las cosas, sin embargo esto no es un impedimento para seguir creyendo que son hermosas, así sucede en la vida diaria, a veces nos acostumbramos tanto a algo que lo vemos inalterable, pero con el paso del tiempo nos olvidamos de dar las gracias, y quizás algún día, y con mucha sencillez nunca más vamos a poder probar de ese néctar que tanto nos hizo vibrar.
Así mismo el corazón, los sueños, las metas, todo aquello que nos planteamos a veces nos seduce tanto que nos adormece el sentido común, sin embargo y estando en un punto equidistante los árboles se siguen viendo magnos, a pesar de que sólo son pequeños cúmulos de tonalidades verdes, y así el cielo también se ve brillante, y aún más lejos podemos observar esas montañas que palidecen entre tonos celestes. Así mismo la vida me deja observar, y aunque ya no se tocan los pensamientos pasados, si es cierto que se miran.
Es difícil no dar gracias a todo lo que tenemos, a pesar de que a veces me siento un poco más cansado, sobretodo cuando estoy dormitando despierto, o cuando estoy replanteando el camino de mi vida, porque aunque sé que muchas acciones son inalterables, llamale a ello destino, si somos cocientes de más del 90% de nuestros actos. Y no quiero sonar como una frase positivista de auto ayuda y toda esa basura para alimentar a intelectos poco agraciados, sino más bien quiero extender mi dedo y ver el paisaje que esta a lo lejos, y soñar que puedo tocar esos árboles, cada día camino un poco, y cuanto más camino más lejos veo el paisaje, y aunque disfruté mucho hace unas semanas, eso ya se ve más lejos. Porque lejos te deja la vida y si fuera de otro modo la vida te intoxicaría, porque es excelso que lo grato te regale nudos en la garganta.
Así mismo el corazón, los sueños, las metas, todo aquello que nos planteamos a veces nos seduce tanto que nos adormece el sentido común, sin embargo y estando en un punto equidistante los árboles se siguen viendo magnos, a pesar de que sólo son pequeños cúmulos de tonalidades verdes, y así el cielo también se ve brillante, y aún más lejos podemos observar esas montañas que palidecen entre tonos celestes. Así mismo la vida me deja observar, y aunque ya no se tocan los pensamientos pasados, si es cierto que se miran.
Es difícil no dar gracias a todo lo que tenemos, a pesar de que a veces me siento un poco más cansado, sobretodo cuando estoy dormitando despierto, o cuando estoy replanteando el camino de mi vida, porque aunque sé que muchas acciones son inalterables, llamale a ello destino, si somos cocientes de más del 90% de nuestros actos. Y no quiero sonar como una frase positivista de auto ayuda y toda esa basura para alimentar a intelectos poco agraciados, sino más bien quiero extender mi dedo y ver el paisaje que esta a lo lejos, y soñar que puedo tocar esos árboles, cada día camino un poco, y cuanto más camino más lejos veo el paisaje, y aunque disfruté mucho hace unas semanas, eso ya se ve más lejos. Porque lejos te deja la vida y si fuera de otro modo la vida te intoxicaría, porque es excelso que lo grato te regale nudos en la garganta.
Tiempo es paisaje.
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