Bye Bye Lorenzo.

El tiempo pasa y es una pena no darnos cuenta de lo que tenemos a nuestro lado, catorce años han pasado desde que esta mascota y yo tuvimos nuestro primer encuentro(todo ese tiempo es más de la mitad de mi vida), es increíble la manera en que nos acostumbramos a nuestro entorno a tal punto de creerlo inalterable, todo esto provoca que cuando por fin se desintegra la uniformidad entendemos cuan vulnerables somos.

Ayer cuando tenía a nuestro loro Lorenzo entre las manos, trataba de calentarlo para que se aferrara a la vida y enfrente de ese bombillo para mantenerlo a una temperatura a no más de 25 grados(Según las instrucciones del veterinario, mi papá y hermano andaban en el auto comprándole el medicamento), solo miraba su enternecedor ojo agónico que me conmovía a tal grado de llegar a gritarle para que según yo que no abandonara este mundo, la realidad es que era un loro bastante arisco por lo tanto no era fácil sacarlo de su jaula, pero ayer como si fuera un niño estaba endeble y yo lo acercaba a mi pecho para poder darle calor. Pasado un tiempo ya no pudo resistir más y ocasiono una reacción emética que me hizo pensar que ya estaba mejorando porque daba señales de vida, sin embargo estaba totalmente errado y seguido de esto lanzo seis gritos al aire con una voz moribunda, en todo ese tiempo no le quite los ojos de encima y lo apreté fuertemente, cuando por fin dio su último grito al cielo su cabeza perdió toda fuerza y cayo débilmente al lado de mis dedos, todo quedo claro para mi el pequeño Lorenzo había muerto y ya nunca más lo escucharía decir mi nombre, ni su sonido molesto para pedirme comida, extraño eso ahora mismo quisiera que me molestara por una eternidad, grite como nunca no podía entenderlo para mi era inexplicable que ese pequeño loro al que alimentaba con galletas semanas atrás, estuviera ahí en mis manos totalmente inerte, sin señales de vida después de que se movía de lado a lado en su jaula tratando de “bailar”. Inmediatamente llame a mi hermano por el celular, para él la noticia fue todavía más impactante ya que él amaba a este loro, entonces no hizo más que entrar en llanto.

Después de toda esta triste historia me puse a reflexionar sobre la vida, me di cuenta como el ser humano con su prepotencia se cree amo de todo y por eso mismo es que la madre Gaia terminará acabando con todos nosotros, el error no fue del todo nuestro, nosotros compramos un loro que vendía una persona allá en Guanacaste y una vez sacado de su habitad natural es imposible para un animalito de estos volver a ser como antes. Una mala dieta rica en grasas finalmente ocasiono el infarto de nuestro pobre Lorenzo, sin embargo era “feliz” en lo que cabe ya que estas aves cuando están triste empiezan a volverse locas y a arrancarse las plumas.

Posiblemente mucha gente no comprenda esta historia pero es que cuando creas un vínculo de amor con un animal nunca llegas a olvidarlo, estoy tranquilo porque se que esta criatura por fin esta libre volando entre el hermosa cabello de la madre tierra, todos los humanos somos de la muerte pero los animales y plantas y la tierra en si misma son de Gaia.

Descansa en paz amigo.