sábado, octubre 28, 2006

El trébol de 4 hojas.

He sentido la necesidad de escribir mucho en estos días, siento como si fuera un ensayo para algún día ir más allá de mis limitaciones actuales, cualquiera que haya tenido la oportunidad de leerme sabe que me gusta usar mucho el simbolismo, porque yo creo que con esas máscaras se les da sentido propio a los escritos, y lo bueno es que con connotaciones distintas según quien lo lea, bueno sin más que agregar les dejo este...

Saludos Cordiales.

El trébol de cuatro hojas.




Sentado al lado de la fría mesa en una madrugada silenciosa, mis sentidos son solo capaces de captar el tic tac que producen las manecillas del reloj, como si de un juego se tratase, siento que dan vuelta a mi cabeza y me invitan a la reflexión.

Hace unos años un trébol de cuatro hojas para mi no significaba más que una vieja superstición irlandesa, no confiaba en absolutamente nada de lo que respecto a suerte se refiere.

Yo veía en cada conversación nuestra la misma fe del creyente, porque con cada dulce palabra, yo en mi interior tenía la sensación de que me acercaba un poco más a todo lo que tienes dentro del alma, pero cuan erróneo se esta cuando no se tiene ni idea de la noción del tiempo, ni tampoco de la fantasía.

A lo mejor y esta anecdótica es parte de mis equivocas razones que busco en los lugares quizás menos oportunos, aunque en parte es filosofía barata, no dejo de pensar en ese trifolio en el que nunca creí.

El tic tac no sé detiene y a la vez es como un simbolismo de lo que pasa en mi vida, ya que el tiempo corre y la mentalidad más bien se transforma, sin embargo no dejo de inmortalizar esa idea, soy una presa del destino a lo mejor y mi historia no es tan grande pero el solo hecho de recordarla en numerables ocasiones, la convierte en una escena memorable de la vida, una partitura de una gran obra, quizás ahora estoy muy despegado de la realidad, tan así que la experiencia la he fusionado con el recuerdo y se han convertido en una leyenda.

El problema de las leyendas es que muchas veces son más magnas y célebres que la situación en si, y aunque esto parezca una divagación sigo pensando en ese trébol de la suerte que sin darme cuenta, se parece mucho a ti.

Cuando por fin conseguí en el parque cercano a mi casa uno de esos tréboles y lo coloque en la palma de mi mano, realmente la sensación en ese momento es difícil de explicar pero era pequeño y suave, tan así que apenas se sentía un cosquilleo en la mano, más allá de su estado material, me di cuenta lo que significaba tener eso allí, era más grandiosa la historia y el sentimiento que gira alrededor del trébol, que el volumen de dicha planta.

Tener este trébol a mi lado me hizo comprender que al final no distaba en lo absoluto de tu cariño y tus besos, con esta pequeña superstición en mis dedos yo tengo un deseo, el cuál es que en un futuro me dé lo mejor para mi bienestar, es exactamente lo mismo que pasaba cuando tenía prolongadas platicas contigo, quería verte feliz y a la vez favorecerme de tu cariño. (Voy ha abrir paréntesis porque no quiero que lo veas como un objeto, esto va más allá que tan solo eso, el tener el trébol de la suerte te genera una ilusión, o sea con él piensas que puedes tener algo bello en el futuro, básicamente es lo mismo que amarte a ti, porque se vive con ese constante deseo de realizar planes juntos, te ves con hijos a futuro, al igual que con este trébol yo creo que tengo más posibilidades de ganar la lotería, al menos eso dice la antigua leyenda).

El trébol me da seguridad porque pienso que ambos podremos conquistar muchas cosas juntos, así mismo me ocurría contigo, cuando hablábamos durante mucho tiempo en aquellas madrugadas que a día de hoy son un sueño del que por desgracia tuve que despertar, es como si de la noche a la mañana el pequeño trébol no me ayudara a conseguir mis propósitos.

Quizás cualquier persona que lea esto de pronto diga: “¡vaya tontería del tamaño de una casa!, Un trébol es una simple superstición y una vil mentira”, y estoy de acuerdo con ello pero si lo miras con detenimiento tanto el trébol como el amor muchas veces nos dan fe, es decir creemos y nos cargamos de esperanza y de ideas en la cabeza que tal vez nunca sean realizables, y lo mejor de todo es que amamos ese sentimiento, porque no hay nada más increíble que además de tener metas propias como: estudiar algo, escribir o cantar, también podamos compartir la vida con alguien importante, según la subjetividad de cada individuo.

A lo mejor y es un error tratar de buscar un soporte en nuestros sueños, quizás esto se basa en nunca abandonarse y no quedar vulnerable.

Pensaba en la gente ingenua que creía en estas cosas en aquel pasado no tan lejano, los miraba como personas las cuales daban una pena tremenda porque necesitaban de ello para alcanzar lo que siempre habían anhelado, basándose en un apoyo cero racional, sin darme cuenta hasta hoy, que quien estaba dando esa sensación era yo.

A todo esto quiero decir que el amor no es un trébol, pero durante mucho tiempo lo vi de esa manera, sin pensarlo siquiera, hasta hoy... el amor debería ser un sentimiento sin sueño porque es lo que se vive en ese momento, se debe disfrutar de todo lo que hay allí, pero que difícil es cuando por escudo tenemos una mentalidad idealista, y nuestras bases como personas se fomentan en sueños.

Aún con el trébol en mi mano me quede mirándolo por unos instantes, hasta estrujarlo totalmente y que quedará hecho picadillo, inmediatamente lo lancé al basurero más cercano, es bueno saber que el trébol es una tontería, es soberbio el poder despertar...

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